Londres rindió este domingo un merecido homenaje a su musical más longevo, Les Miserábles. Tras 25 años en cartel de forma interrumpida, el O2 Arena de la capital británica organizó una doble sesión de un concierto conmemorativo. Británicos y no británicos; fans de todas las edades y gustos llenaron doblemente uno de los estadios cubiertos más grandes del Reino Unido, en total 32.000 personas (las entradas costaban entre 35 y 170 euros). "No me importa lo que hemos pagado. Los Miserables es el musical de los musicales y el musical de nuestra vida" decían Albert y Julia, londinenses de 65 años y pareja prototípica de los asistentes.
Fue un concierto-fiesta que sirvió para juntar todas las generaciones que han participado en esta producción, desde los actores que empezaron en 1985 hasta los que hoy lo representan en el Queens Theater de la capital británica, y los seguidores. Voces excepcionales que interpretaron casi todo el repertorio, de casi tres horas, entre constantes aplausos y puestas en pie. Aunque era difícil saber si los que estaban más emocionados eran los espectadores o los propios actores, para los que Les Miserábles ha supuesto, en muchos casos, su consagración. Actuar en este musical es como jugar en el Barça o en el Real Madrid.
El cómico británico Matt Lucas, famoso por su papel en Little Britain puso la nota de humor con su britllante interpretación del enigático Tenardier. Nick Jonas, de Jonas Brothers, interpretando a Marius, fue el reclamo para atraer a nuevas generaciones al teatro, y lo logró. Los demás, como Alfie Boe, Norm Lewis, Lea Salona o Ramin Kamimloo son ya pesos pesados en esto. Algo que inevitablemente se notó en el O2.
Y es que Londres juega en otra división, en lo que a musicales se refiere. Lo visto anoche en el O2 lo demuestra, como lo demuestra un paseo por su West End. Todo estaba perfectamente medido: voces vibrantes, escenografía sobria pero impactante y más de 500 artistas encima del escenario -entre músicos y actores-. La calidad de la música y el texto hicieron el resto. En ocasiones, a penas podrían cantar los actores, abrumados por aplausos continuos, que fueron creciendo a medida que se acercaba al final. Quince minutos estuvo de pie el público aplaudiendo.
A Madrid en noviembre
El artífice de estos macroconciertos ha vuelto a ser Sir Cameron Mackintosh, padre de Los Miserables y productor de éxito, y uno de los más aplaudidos por el público en su aparición final. Hace 25 años se empeñó en estrenar este musical en el teatro Barbincan, que este domingo, con los ojos llorosos de emoción, reconoció que era su hijo más querido. Ahora ha producido una nueva versión que se va a empezar a moverse por todo el mundo. En dos meses llegará a Broadway, pero antes hará una primera parada en Madrid.
El 18 de noviembre se estrena en el Teatro Lope de Vega, donde estará hasta verano. Una apuesta de éxito que llega "con un excelente reparto", como dijo el propio Mackintosh. De hecho Geronimo Rauch, el protagonista español, fue uno de los actores que cantó anoche en el O2, seleccionado entre todos los cantantes de las versiones no británicas. Un invitado de excepción que se sumó a los actores que interpretan y han interpretado su propio papel en Londres, el de Jean Valjean, convicto arrepentido entorno al cual gira la historia. Una historia con encumbró a Victor Hugo, y en la que quiso criticar a aquellos que no creen en las segundas oportunidades.
La del O2 fue la fiesta grande de un musical que hasta la fecha han visto 57 millones de personas, una cifra que de momento no parece que vaya a parar de crecer.
Fuente: Cadenaser.com
by nash - JOPT
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