14.11.10

Jonas Brothers en River: locura adolescente

Lo más fuerte es la liturgia. A menos de 48 horas de la despedida de Paul McCartney, la postal de los que llegaban al Monumental en la tarde del sábado era bien diferente: púberes de la mano, madres expectantes, quinceañeras por doquier, remeras blancas con fotos estampadas (y, oh sorpresa, con usuarios de Twitter escritos con fibrón para identificarse), pancartas abandonadas forzosamente en la entrada, gorro, bandera y vincha. Minutos después -del lado de adentro-, escenas de nerviosismo general, algún llanto prematuro, gritos y más gritos. El twist vendría después: durante poco menos de dos horas, los Jonas Brothers hicieron honor a su rol de ídolos adolescentes y movilizaron a fuerza de pop a la multitud que prácticamente colmó el estadio de River.

Exceptuando a Luchi Camorra, primer y breve telonero de la tarde-noche, el espectáculo fue una especie de showcase del poderío artístico de la corporación Disney. Así, para llegar a los JoBros, hubo que pasar por Highway: rodando la aventura (el nuevo proyecto regional del ratón Mickey pero que suena a Jem y se ve como Jem) y por el elenco de Camp Rock 2, que incluye a una joven llamada Alyson Stoner: el apellido menos Disney que se pueda imaginar. A exactas 20:32, una plataforma surge desde el subsuelo y allí están los hermanitos de New Jersey. "¡Aryentina!", grita Joe (el hermano del medio, voz líder de la banda) y el alarido multitudinario vuelve a poner en peligro a los edificios lindantes. "Feelin' Alive", segundo corte de Jonas LA, su nuevo disco, es el responsable de romper hielo. A partir de acá, lo que se ve es un mix inteligente de canciones para saltar arriba de la silla ("Year 3000", "That's Just the Way We Roll") y baladas generadoras de llanto ("Gotta Find You", "Lovebug"). Allí debería haber estado Demi Lovato, que abandonó la gira a mitad de camino para terminar en un centro de rehabilitación: el trío, como pudo, fue tapando los baches que dejó la tejana.

Sin ser excesivamente carismáticos sobre el escenario, los Jonas saben cómo conquistar corazones virginales: como ejemplo, al inicio de "Hello Beautiful", un cambio de letra improvisado de Joe (de "I hear it's wonderful in California" a "it's wonderful in Buenos Aires") subió el nivel de gritos a puntos críticos. Y, a falta de covers, se limitaron a 30 segundos de la intro de "Seven Nation Army" ("Disculpá, ¿este tema es de los Redondos, no?", pregunta una fan al cronista al escuchar los acordes: estamos perdidos).

Al igual que en su presentación anterior en River, hace un año y medio, los detalles empiezan a perfilar a Nick (18 años, y ya con un disco solista) como the next best thing. Promediando el show, el benjamín se cortó solo y, guitarra acústica en mano, cantó "Introducing Me", un lento de la familia de "I'm Yours" de Jason Mraz o "Hey, Soul Sister" de Train: voz aguda, reminiscencias de ukelele y todos felices. Más tarde, la escena se repetiría con "Who I am", el hit solista, y en piano con "A Little Bit Longer", tema que da título al tercer disco de los hermanos.

Al cabo de unas veinte canciones, llegarían dos hits para el bis ("S.O.S.", que los lanzó a la fama, y "Burnin' Up", acompañados por Big Rob, un clásico gordo rapper que hace las veces de guardaespaldas de la banda), camiseta argentina de rigor -y, llamativamente, una de River para el percusionista- y despedida veloz.

"¡Me lloré la vida!", grita una fan buscando la salida del estadio. Los jóvenes Disney logran su objetivo: recital compacto y bastante contundente, público feliz, billeteras gordas. Ese lugar en el pedestal de los ídolos pop prefabricados, que alguna vez fue de los Backstreet Boys o de Menudo, hoy les pertenece. Justin Bieber, "el otro JB", todavía tendrá que esperar un poco más.

FUENTE: ROLLING STONE (PD: no le hagan caso, los de RS Argentina, siempre bardean a los Jonas - ENVIDIA!)
by Nash - JOPT

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